viernes, 13 de junio de 2008

Recuerdos de ti

Estoy sentada en un sillón cualquiera, rodeada del color ocre moribundo de esta tarde próxima a fallecer. Y apareces.
Te puedo oler a distancia. Me empiezo a deleitar con el recuerdo del sabor de tu piel. Recorro imaginariamente con la lengua cada centímetro de tu cuerpo.
E involuntaria y mágicamente dejo caer la quijada, como para recibir un beso tuyo que nunca me has dado. Un beso redentor. Uno que me lleve a la gloria.
No me doy cuenta que esos besos tú no los das. Se te agotaron. O tal vez ni los conoces.
Y lentamente, en la espera de tu llegada triunfal, se me fue el aliento.
Y poco a poco, igual que a ti se te acabó el amor, a mí se me termina el vaho.
Poco a poco me voy cansando, pero tú no te das cuenta.
Cada vez estás más lejos. Resulta doloroso, casi, recordarte, porque es un viaje largo, arduo.
Me vas perdiendo. Tú y todos. Tú y cualquiera. Tú y ninguno. Porque me desvanezco.
He hecho buenas migas con mi pijama sucia, con mi cama destendida, con mis trenzas malhechas, con mi ceño fruncido, con mi cereal caduco, con mis recuerdos secos, con las calles hostiles.
Y cada vez sonrío menos. Cada vez te añoro más y te quiero menos. Paulatinamente te vas convirtiendo en alguien más. Vives otra vida. Ya no eres aquel que conocí, porque aquel no existe, ha muerto en mi memoria. Ha sido sustituido por uno más trágico, más platónico, más imposible, más ideal; por uno que no dice no, por uno que malbarata sus abrazos, por uno que me mira de vez en cuando, por uno que me desea a mí y no a su idea de mí.
Sí, yo ya no quiero a aquel. Yo quiero a este que lleva tu nombre pero tampoco existe. Sólo en mí. En mí idea de ti.
El ocre ya murió. Ahora todo es negrura. Y yo (y tú conmigo) me fundo en esta oscuridad. Somos sombras donde no nadie nos ve.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, ¿cómo estás? algo me dice que bien, y si no bien, al menos inspirada, que ya es bastante.
Me gustó tu poema, sobre todo por el ambiente que recreas. No puedo (como me lo habias pedido) destrozarlo, pues sería destrozarte. Eso sólo tu puedes hacerlo, si lo reeles, ¿lo odias? ¡odialo!. No tengo ni idea (razones enteramente razonables je) de por qué deverías hacerlo, pero creo que eso te ayudaría a avanzar mucho más. Bueno, cuídate mucho, nos vemos pronto y espero seguir leyéndote. El próximo fin voy a Tepic (es seguro), para salir a comer sushi y caminar o ir a la playa y beber el sueño verde (ja), o no sé, lo que sea y pasarla bien. Suerte.

Anónimo dijo...

Sara, destrozar algo como esto sería pecar de soberbia y de vez en cuando soy una perosna humilde jajaja.

mm creo que tal vez lo único seria esa E despeus de un punto... podrias haber comenzado la oracion sin la E ( que sustiyuye a la y)...

es muy lindo, muy tuyo..y nadie debe meterse con el.

Unknown dijo...

Eróticamente doloroso. Aunque es dificil separar lo placentero del dolor. La dualidad que obviamos, y que no muestra su cara sino hasta que alguien se va.

El lado oscuro de la luna. El lado oscuro del placer. El placer oscuro del dolor.