martes, 17 de junio de 2008

Cuarteto de Nos, Romina Yadira, marihuanos tepicenses, regaños maternos, lágrimas y otras novedades...

Bueno, el cuento corto que publiqué en la entrada anterior se me ocurrió a partir de algo que me pasó a mí misma en el cruce entre López Mateos y Mariano Otero, en mi bien amada Guadalajara. Por supuesto que yo no reaccioné así de diva (hubiera estado buenísimo, though), Romina Yadira es un poco mi álter ego. En fin, hoy me trajeron de arriba para abajo en el trabajo y mientras conducía empecé a hilar la historia y perfilar el personaje. Critíquenlo, por favor.

Una gran novedad es que hoy lloré y eso me puso feliz. Me planté frente al espejo y así como estaba, chille y chille, empecé a sonreír y poco a poco a reír. Me sentí fresca, como si a las flores de mi alma les hubiera llovido y se empezaran a alimentar. Hacía tanto que no lloraba que me empezaba a sentir seca. No estoy segura por qué lloré, pero eso no es lo importante.

Por otro lado, ayer mi señora madre me puso una súper bailada. Es decir, un cagonón legendario. Llegué a las dos de la mañana después de haber pasado toda la noche con un grupo de marihuanos amigos de un gran gran amigo mío (con quien por cierto compartí una plática chidísima, divertidísima y súper fluida, además de unos masajes indescriptiblemente lindos, casi como los abrazos que comparto con Luna). Por momentos me sentía totalmente fuera de lugar con esa banda, pero finalmente tienen unos cotorreos bien piratas de las que una se nutre (sobretodo para eso de la creación de personajes). El caso es que llego bien contenta después de estar con Ricardo, consciente de que hoy tenía que despertarme temprano para trabajar y mi mamá estaba con las garras de fuera y me gritó puras cochinadas. Esto no es lo triste, ya estoy acostumbrada. Lo que me recontra caga y agüita es que no deje de preocuparse por mí. No encuentro ninguna manera de hacerle entender que no estoy deschabetada ni me a violar el coco, ni mis amigos son la reencarnación de Satán. O sea, pa' que se den una idea. Llegué directo a la cocina por un vaso de agua y lo subí a mi recámara. Entonces ella me abordó antes de que pudiera dejar los zapatos, la bolsa, el agua y demás. Y cuando vio el vaso me pregunta la paranoica/histérica: ¡¿Y todavía traes el vaso de vino o qué?! Jaja, no manchis...

En otras noticias, debo pasar aviso sobre Cuarteto de Nos. Estaba escuchando este disco en mi coche (Raro, se llama el CD) y la canción que le pone nombre al elepé está buenísima. Transcribo las lyrics.
Hoy estoy raro y no entiendo porque
si nada extraño me tuvo a maltraer
hoy estoy raro y no sé lo que hacer

Será que hoy me puse a recordar
los días de mi infancia cuando siempre estaba mal
hijo único de la casualidad
mi padre era hippie y mi madre era punk
ca, capaz fue por esa niñera
que para que no llorará ponía en mi mamadera
valium y salió un
día con sus amigos y volvió con esa manga de drogados
y acelerados
en un rito satánico después de torturar a mi hámster
cocinaron, fue un infierno
me lo hicieron probar y no era tierno

depende, ahí yo era un jopende
como dijo mi tío que es un tipo que me entiende
el que no sufre no aprende
y me bajo el nintendo de una patada
y me robó la plata que el ratón dejó bajo mi almohada
todos se reían cuando arrastraba la erre
mi abuela me pedía que si moría no la entierre
y que subiera más, quizás, quizás, quizás

Hoy estoy raro y no entiendo porque
si nada extraño me tuvo a maltraer
hoy estoy raro y no sé lo que hacer
sentarme a esperar
que se me pase y chau

Y ta capáz fue que quedé marcado
por ser hijo de padres divorciados
que tarado, no lo había pensado
pero si fuera así todos seríamos traumados
y yo a media luz, ponía un blues
y mi abuela a Jesús
le pedía que Gardel no fuera de Toulouse
yo pinchaba con su cruz
mis granos de pus
por mi alergia al pus
achus, será que fui a cenar
con la novia de mi padre
que me invitó pero me hizo lavar las cacerolas
y al ver que mi hermana desfilaba media en bolas
me dijo mira, las modelos son todas trolas
y se enfurece, justo ella
que cuando toma se empútese
y me tuve que rajar
cuando después del cuarto vino
me empezó a toquetear
y se rió y le vino hipo
y me contó como anticipo
que va a dejar al viejo
por el tipo que le pago la lipo
será por eso
que estoy sensible
la vida es impredecible

Hoy estoy raro y no entiendo porque
si nada extraño me tuvo a maltraer
hoy estoy raro y no sé lo que hacer
sentarme a esperar
que se me pase y chau

Capaz que no le hizo gracia al de la farmacia
cuando dije que yo defiendo a muerte la eutanasia
decía que si todos se morían se fundía
y me tiro con un frasco de homeopatía
o en una de esas
como decía el peyote, estoy mal de la cabeza
pero no, si el doctor que me curó
me juró que la herida del frascazo en la nuca ya cicatrizó
será ese copetín que tome en un cafetín
picando un salamín, escuchando Led Zeppelin
o fue esa moza con pinta de viciosa
que me babo, y se hecho en mis brazos alguna cosa
que pedazo de guaso se rompió el vaso
cuando mi faso le quemó el brazo
y por mi torpeza
deje un barril gigante de cerveza mal cerrado
y el bar quedó inundado
que acertado
pensar que yo me quise levantar a la nami
hablando del tsunami
baldeando me dijo, viste
volve por donde viniste
el cielo no existe

Hoy estoy raro y no entiendo porque
si nada extraño me tuvo a maltraer
hoy estoy raro y no sé lo que hacer
sentarme a esperar
que se me pase y chau

Ademaaas, escuché el disco de Jorge Drexler, Eco, (no les digo que anduve pa' todos lados!) y esta canción, llamada Fusión, está padrísima y me dio envidia por Drexler jaja. También la agrego.
¿Dónde termina tu cuerpo y empieza el mío?
A veces me cuesta decir.
Siento tu calor, siento tu frío,
me siento vacío si no estoy dentro de tí.

¿Cuánto de esto es amor? ¿Cuánto es deseo?
¿Se pueden, o no, separar?
Si desde el corazón a los dedos
no hay nada en mi cuerpo que no hagas vibrar.

¿Qué tendrá de real
esta locura?
¿Quien nos asegura
que esto es normal?
Y no me importa contarte
que ya perdí la mesura
que ya colgué mi armadura en tu portal.

Donde termina tu cuerpo y empieza el cielo
no cabe ni un rayo de luz.
¿Que fue que nos unió en un mismo vuelo?
¿Los mismos anhelos?
¿Tal vez la misma cruz?

¿Quien tiene razón?
¿quien está errado?
¿Quien no habrá dudado
de su corazón?
Yo sólo quiero que sepas:
no estoy aquí de visita,
y es para ti que está escrita esta canción


Hombre, ya dije mucho. Esto es, parecer ser, el post del día de hoy (que se extiende mucho porque ayer no escribí nada). Lean y comenten. Hasta la próxima! (jajaj, qué mamada) Bueno, no, no, no, jaja, antes de terminar les quiero especificar que el video que anexo (bueno, ya intenté anetsarlo y no pude, así que al menos pongo la fákin dirección en IuTú) es también de Cuarteto de Nos, la rola se llama Ya no sé qué hacer conmigo y el video es un monumento al diseño ¿gráfico?, ¿visual? I don't fuckink know!
http://www.youtube.com/watch?v=y9LlnLTH87U

1 comentario:

Anónimo dijo...

El hombre que comía ostras...

Hola belleza del trópico, nuevamente irrumpiendo con violencia en tu sagrado lugar de meditación. Además de agradecerte –y felicitarte- por tu poema y el capítulo de Romina Yadira, que me han gustado mucho, no quiero perder la oportunidad de hacer de tu conocimiento el cuento breve del hombre que comía ostras, que viene bien para abundar sobre lo charlado acerca de la labor del escritor y sus dificultades formativas. El cuento comienza así:

En cierta ocasión, un hombre sorprendía a una incrédula población por su capacidad de comer ostras; los habitantes del lugar afirmaban que lo difícil no sería solo comerlas, sino sacarlas después de digerirlas; era tal el alboroto, que la curiosidad por observar sus productos fecales lo hacían merecedor de una revisión popular continua. Incluso se hacían apuestas sobre los probables resultados de aquellas pesquisas. Hasta que un día…para sorpresa de todos, y más aún para el hombre que comía ostras, entre sus heces se encontró una perla de incalculable valor. El fenómeno no fue único, se repitió cada vez más a medida que el hombre aprendía a identificar las mejores ostras, obteniendo mejores perlas. La cosa llegó a tal punto, que de lo producido en su estómago cada vez eran más perlas, más bellas y valiosas, y menos excremento.

La moraleja, pequeño saltamontes, reza de la siguiente forma: no importa lo que nos digan sobre nuestro trabajo, aún cuando por su calidad pudiera considerarse poco apreciado por alguien; con el paso del tiempo, aplicando persistencia y experiencia, las equivocaciones o propuestas de poco valor (dicho de forma vulgar “cagadas”) que podamos cometer, nos van a permitir obtener perlas cada vez más valiosas.

Siempre escribe bella Sara, siempre. Felicidades por el coraje de exponer tu trabajo.