viernes, 2 de julio de 2010

Las chicas suicidas

Se definen a sí mismas como chicas con una hermosura diferente y su propuesta es cambiarle al mundo entero el concepto de belleza. “SuicideGirls fue creado para demostrar que la belleza viene en muchas formas” dice en su página de MySpace. “Lo que algunos creen que nos hace extrañas, raras o jodidas, es lo que nosotras creemos que nos hace bellas”. Se refieren al hecho de que la mayoría de las integrantes de este movimiento son chicas que tienen el cabello teñido de colores inusuales, el cuerpo tatuado o perforado y tienen gustos e inclinaciones que podrían ser considerados como “alternativos”: chicas punk, dark, góticas, rockeras, etc.

Estuve navegando en su página e investigando en otros sitios de Internet sobre ellas con la ilusión de encontrarme mujeres de todas las procedencias, colores, gustos, ideologías, formas. Pero principalmente esperaba encontrarme con chicas que dieran la impresión de que no hay quien las pare, de que abren la boca para aplastar con argumentos, de que tienen opiniones disidentes y que su primera opción es estar, en general, en desacuerdo. Oh, decepción. Me encontré con una hilera interminable de fotografías con una pequeña descripción en la parte de abajo. En todas o la inmensa mayoría de las imágenes aparecen chicas desnudas o semidesnudas, con miradas que provocan, que ruegan, que esconden, que incitan, que saborean. Y en el mínimo espacio que tienen para describirse y atraer (es realmente notable que siendo tan diferentes y tan rebeldes, ellas también tengan la necesidad de venderse) las miradas y los clics, estas chicas dicen de sí mismas que les gusta “el sexo, romper corazones, destruir todo, ser objetos artísticos”. Me perdí. ¿Contra qué se están revelando?

Todas estas chicas que me topé en mi ciberaventura son delgadas, blancas en su mayoría, con maquillaje y peinados cuidados, que si bien son diferentes hacen pensar en una gran preproducción de esas fotografías que las muestran tan sensuales. ¿Dónde están, entonces, las chicas alternativas que no están interesadas en mostrar los pechos o posar para millares de desconocidos o que son gordas o que son negras o que tienen el tatuaje malhecho de Pinocho en la cara? No están aquí. Son, quizás, excesivamente alternativas. “Gracias por tu interés para aparecer en nuestro sitio, pero tu exceso de autenticidad no te hace rentable”. Posiblemente este es uno de los machotes de carta que envían a las chicas que rechazan. Porque, no lo había dicho aún, son las mujeres las que piden aparecer en este rincón de la Internet. Lo hacen, quizás, para demostrarse a sí mismas lo mucho que no les importa lo que los demás digan de ellas. “Únete a nuestra página y descubre qué se siente que cientos de personas te digan lo sensual que eres”, dice SuicideGirls en uno de los banners de su página electrónica. Parece que su insurrección se derrite como queso sobre la piel caliente de las modelos que posan y los chicos “alternativos” que se excitan viéndolas. Son “diferentes” porque se manipularon el cuerpo a su antojo y en contra de lo que sus papás les decían; son “rebeldes” porque a ellas sí les gusta coger clandestinamente en el baño sucio de un concierto de metal.

Sería mucho más interesante el proyecto si se quitaran esa pesada y ridícula etiqueta de ser rebeldes, y se anunciaran honestamente como una página que contiene fotos eróticas de chicas tatuadas, perforadas o teñidas. Y nada más. Porque, puestos a ver, esta manía de querer ser a como dé lugar diferente a los demás no tiene nada de rebelde. Todo lo contrario: es la seña típica de nuestro tiempo. Quizás el proyecto debería titularse PostmodernGirls.

Parece que las chicas verdaderamente rebeldes también necesitan sus cinco minutos de fama.