domingo, 29 de abril de 2012

Delirio de futuro herido

Me he abocado
A construir una fortaleza
De silencios y palabras
Con arenas movedizas,
Puentes rotos,
Pasadizos,
Laberintos.

Cuando termine,
Habrá pasado el tiempo suficiente
Para que vea yo la verdad.
Me mirare el cuerpo,
Tendido ahí, en un rincon,
envejecido y atemorizado.

Entonces de algún lado,
Como truco de magia,
Vendrán mas fuerzas
A mis brazos y mis piernas
Y pintare en la fachada de mi fuerte
Palabras bellas y poemas y sonrisas y caricias y susurros
Que hablen por mi voz muda,
Que vayan hacia ti por mis pies lisiados.

El miedo intentara paralizarme
Pero el deseo de ti
Se negara a la quietud del exilio.

jueves, 26 de abril de 2012

Sobre el bullying

La secundaria fue para mi la peor época. Estaba gorda, fea. Y despeinada, aunque eso lo conservo hasta la fecha, de un modo que casi ha escapado de mi control. Tenía pocos amigos y mucho miedo. Era una chica muy insegura de si misma, lo recuerdo perfectamente.

En el primer anio yo vivía en una especie de limbo. Tenía una sola amiga, Ana Karen, que en aquel entonces tenía el cabello hasta la cintura, por lo cual se ganaba el desprecio de todas las "niñas bien" que bien habían sido enseñadas por sus misericordiosas madres que "pelo hasta la cintura, gata segura". (Ana Karen, no creo que nunca llegues a leer esto, pero si por azares del destino te topas con esto un día, solo recuerda lo fashion que después se volvió tener la melena larguísima.)

Ella, pues, era mi única amiga. A veces iba a dormir a su casa o a comer o a hacer tarea. Su mama era muy bonita, tenía ojos de color. Juntas descubrimos los latin-chats y todas esas bobadas tan de moda en el 2000. Recuerdo que una vez tuvimos una conversación muy erótica con un desconocido que declaro imaginarse lamiendo el "monte de Venus" de la chica que le hicimos creer que éramos (me acuerdo que pensé: que diablos es el monte de Venus?!)

En segundo de secundaria comprendí que si no me adaptaba, perecería. Socialmente, por lo menos. Así que, aunque no recuerdo muy bien como, un día era de las mas sociables y amigueras. Me acuerdo de que se reían de mis chistes, ellos, y ellas me buscaban para que les diera consejos o las escuchara (esta característica me acompaña desde la primaria, wtf). Recuerdo con absoluta claridad recomendarme a mi misma: se buena onda, porque si no te comen viva. A lo mejor en el fondo de mi ser soy una patana amargada y a fuerza de necesidad me hice simpaticona. Que cosas.

En tercero fue otro cuento. Me caía mal la mayoría de mis compañeros pero ellos me soportaban, así que ahí no había tanto problema. El asunto fue que siempre me gusto mucho (cada vez menos) hablar, así que en clase no hacia ABSOLUTAMENTE NADA mas que charlar animadamente con el pelado que tuviera mas cerca. Y me sacaban de clase, y reprobaba y me ganaba la enemistad de los profesores. Nota al margen: que pedo con los maestros que se toman personal tu desinterés y valemadrismo?! Que no saben que es mas o menos normal?!

En fin. Había un profe que particularmente me detestaba y aprovechaba cualquier oportunidad que hubiese (y si no la había la creaba) para humillar e insinuar las peores cosas de mi. Que estaba yo bien tonta. Que todo hacia mal. Y así hasta el fin del mundo.

Una vez estaba yo en el recreo llorando en las escaleras y llego y me pregunto que me pasaba y le dije que odiaba la escuela y que en ese lugar no se respetaba la dignidad humana. Eso conteste. Y lo único que pudo decirme fue otra culerada: decir dignidad humana es pleonasmo porque ninguna otra especie tiene dignidad. Solo logro hacerme sentir peor. Humillada por un lado por mi supuesto error e indignada por el otro porque a mi me parece que los animales también tienen dignidad.

Hace algunos anios salió a la luz publica, en medio de un ruidoso escándalo, que ese profesor, Raúl G.A., había violado a un niño en un retiro espiritual. Así que ahora te pregunto, aunque no me leas ni me oigas, donde quedo la dignidad, humana o animal o lo que sea, de ese niño, pero sobre todo, donde quedo la tuya? Y como es posible que me hayas tratado tan mal en una edad tan vulnerable cuando eras tu el que llevaba dentro una bestia rastrera en vez de alma? Quizás era eso: querías hacerme sentir tan mierda como tu. Quizás a ti te fue peor en tu escuela y así se explica todo.

martes, 10 de abril de 2012

Títulos y cuadernos

Hoy es uno de esos días desesperados (pobres días, ellos también sufren) en que me viene la necesidad imperiosa de escribir pero no se exactamente ni que ni como.

Así que les contare que yo tengo por costumbre llevar a todos lados en mi bolsa de mano una libretita donde apunto de todo: recomendaciones musicales, horarios del cine, frases chistosas escuchadas y recogidas de por ahí, ideas monumentales que mi desidia no permite convertir en libros o textos valiosos... En fin, las libretas son como una síntesis caleidoscopica de mi persona.

Como es natural, llega un día en que las libretas están llenas de garabatos, dibujos, insultos, listas... Y las guardo y estreno una nueva.

La que acaba de ser completada inicia con una idea que tuve sentada en el asiento del copiloto de un jeep aventurero, mientras esperaba a que el dueño del coche volviese de no recuerdo donde: "la ineficacia como manifestación política de inconformidad". Eso dice.

La que inaugure ayer comienza con la dirección y los teléfonos de un trabajo que he conseguido en Guadalajara, Jalisco. Fui hoy a la entrevista y resulta que es una de esas hermosas y viejas casas de la zona llamada Laffayette. Hice casi todo el camino a pie, con unos zapatos que casi nunca uso y con solo cuatro horas de sueno. Me he lastimado un poco los pies y a causa de la insolación y el desvelo pase casi toda la tarde dormida.

Conseguí el puesto y escribo esto minutos antes de quedarme dormida, en espera de mi primer día de trabajo en lo que será mi cuarto o quinto empleo desde que salí de la universidad hace poco mas de un anio.

Quizás mañana haga una entrada en mi nueva libreta y después la comparta con ustedes.

Ah, que diablos! Ahora recuerdo que lo que originalmente quería compartirles era que en la mentada nueva libretita vienen impresos los títulos de algunos libros, y uno de ellos se llama "Morirse de memoria". Bárbaro, no? A poco no se han sentido ustedes mismos alguna vez así? Yo puedo decir que mas de una... Los recuerdos suelen amontonarse en un barco que casi siempre naufraga.