lunes, 5 de enero de 2015

Estupendo.

La palabra "estupendo" no es para cualquiera. Podrá creerse que los vocablos de una lengua son de libre uso, sin costo, disponibles para cualquier persona. Pero no es así. Y "estupendo" es una de esas palabras de acceso limitado, con requisitos, al centro de su propia élite.

Todos creemos que sabemos lo que significa, pero lo que el diccionario de la Real Academia de la Lengua española dictamina es "admirable, asombroso, pasmoso". ("Pasmoso". Otra palabra extraña, como propia de una vitrina de antigüedades o de objetos exóticos.) Pero la razón por la que no cualquier hijo de vecino tiene el privilegio de usarla no depende de conocimientos o ignorancia: es condición de personalidad.

La relación entre el lenguaje y el humano no es como la de las parejas amorosas, en la que muchas veces polos opuestos se atraen. Uno no se encuentra con que un niño de primaria suelte "avenencia", "devoción", "paupérrimo". O que un carcelero hable de "sedoso", "vivacidad" o "ninfa". La realidad es que los conceptos que habitan dentro de las paredes de nuestro cráneo determinan la vida dentro de cualquier cuarteto de paredes. Y el exterior, a su vez, alimenta nuestro manantial cerebral de palabras. Siempre existe esta correlación de similitud y no de disonancia.

Por eso, precisamente, "estupendo" no puede estar en la boca de cualquier prójimo. La palabra requiere de gente optimista, alegre, empática. El término está lleno de una sorpresa grata, de un instante, fugaz y hermoso, en que algo bueno y brillante se nos cruzó en la vida. El primer beso que le damos a la criatura que amamos, aquel libro lleno de buenas recomendaciones que acabamos de terminar, la noticia de un descuento en la frutería.

Algunos contadores y políticos han logrado infiltrarse en el círculo de quienes pueden usarla. Han secuestrado la exclusividad de la palabra. También algunas señoras de voz chillona, falsas y aburridas. Es posible, aunque aún remoto, escuchar "estupendo" sin una sonrisa o sin el uso de signos de exclamación (no tienen que estar escritos para ser utilizados). O, también, oírla pronunciada de modo superficial, carente de un relleno amoroso y compasivo. De la lengua para afuera, como dicen por ahí.

Estupendo era amigo íntimo de Enhorabuena, de Felicidades y de Eureka. Un cuarteto adorable, lleno de esfuerzo, de buenas intenciones, de sueños de un mundo mejor. Eureka tenía familia por todo el mundo y al ser tan internacional y dejar su rastro por todo el globo, se volvió difusa, poco familiar. Felicidades se abandonó a la prostitución y ahora se la ve, de plano infeliz o a veces sonriendo a medias, en cualquier evento familiar y en tarjetas genéricas. Enhorabuena es coqueta, pero trata de mantener su dignidad.

No hay comentarios: