jueves, 4 de diciembre de 2014

Proyecto Recolocación

Admitámoslo: la vida puede volverse aburrida. No, para ser más precisos: la vida se vuelve rutinaria. La mayoría de nosotros tenemos una estructura existencial que más o menos se clona día tras día, provocando así la sensación de que cada periodo de 24 horas es muy parecido al anterior.

Admitamos otra cosa también: hemos sido educados para agradar. Los valores que nos enseñan en casa tienen que ver con la buena relación con el prójimo, la supervivencia y el progreso de la especie, el respeto por la experiencia y conocimiento de los ancianos, etcétera, etcétera.

Pues bien, como una alternativa de vida, como una forma discreta de rebelarnos del mundo (o de sumarnos a su caos, depende de qué perspectiva se mire), vengo aquí a proponer el Proyecto Recolocación. Es sencillo, fácil de entender y de ejecutar y sí puede ser practicado en su casa sin necesidad de ser un profesional.

El Proyecto Recolocación consiste en cambiar de locación pequeñas cosas en el ámbito cotidiano, preferentemente doméstico. Es decir, ese florero al que todos en la casa ya se acostumbraron: desaparézcalo temporalmente. El exprimidor de limones indispensable en la cocina para el jugo de cada mañana, ubíquelo en el cajón para las calcetas de cualquier miembro de la familia. El Santo Niño de Atocha de la parroquia más cercana: trasládelo a la regadera del sacerdote.

¿Qué provocará con esto? En mi primera instancia, un brote psicótico o de locura en una escala micro. Su madre entrará en un trance neurótico (o creerá que ya se ha terminado de volver loca); el padre se sorprenderá (quizás con enojo, quizás con jocosidad); los hermanos y la señora de la limpieza experimentarán una sensación de comezón en el alma, un repentino vacío; la secretaria de la Iglesia palidecerá.

Ahora bien, ¿cuál es el propósito de lo anterior, que más bien podría parecer desventurado? La finalidad es, no se confunda, revitalizar a aquellos alrededor suyo. ¿Cómo, por qué? 1. Notarán, a través de su ausencia, la presencia de algo (por favor no recoloque seres humanos o mascotas, la histeria podría salirse de sus manos). 2. Acto seguido, valorarán la ahora extinta presencia de ese algo. 3. Su día se verá refrescado con la asombrosa e inesperada llegada de una desaparición absolutamente imprevisible. 4. Las células del cerebro y del corazón de todos a quienes usted quiere se reactivarán furiosamente y rejuvenecerán a sus portadores.

Como se podrá ver, los beneficios del Proyecto Recolocación son amplísimos y el esfuerzo que implica o el costo que conlleva es más que viable. Anímese, sálgase de su zona de confort, de su ideal de lo "normal", lo "lógico", lo "deseable". Sea raro, enloquezca: todos a su alrededor ya lo son. De hecho, usted también es raro y loco, aunque quizás no lo haya notado. Venga: recoloque algo. Hágalo hoy.

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