miércoles, 29 de abril de 2015

Una bolsa en una calle una noche

Siempre me ha parecido fascinante el universo del camión recolector de la basura. He escrito anteriormente en este blog al respecto (clic aquí para leerlo). Me intrigan los sujetos que viajan en él y cuyo trabajo consiste en relacionarse con los desechos de una ciudad, al recogerlos de las zonas habitaciones para llevarlos a sitios marginados, discretos, alejados. Me intrigan sus horarios, sus métodos, su tecnología, sus rutas, su origen y su destino.

La verdad es que, bien pensado, quienes recogen la basura de las casas y de las calles son un pilar esencial de la civilización moderna. Si no existieran, viviríamos en la barbarie de malos olores, enfermedades, infecciones, plagas... Un panorama medieval. Y sin embargo, la relación que tenemos con la basura, su recolección y sus recolectores suele ser negativa. Está marcada por el conflicto y la insatisfacción: pensamos en las huelgas, en los vecinos indiferentes que rompen las reglas y dejan su porquería en el lugar, el día o la hora incorrectos.

A mí me llama mucho la atención que las mañanas de los miércoles, viernes y domingos, las calles amanecen descompuestas, con restos de basura aquí y allá, o con los contenedores cilíndricos de plástico vencidos sobre sus costados, tumbados, sobreponiéndose al susto de la noche anterior. Y al mismo tiempo me percato de que las calles están habitables, casi primermundistas, noto que el camión recolector de basura y sus cómplices han hecho su trabajo con prisa, con descuido.

Hoy por la mañana, en una calle próxima a la nuestra, había una bolsa blanca de supermercado, abandonada a su suerte en el centro de la vía y con sus entrañas dispersas por aquí y por allá. ¿Cómo es que terminó aquí? ¿Cómo es que nadie lo notó o a nadie le importó? Para quienes vivimos aquí, es prácticamente una ofensa. ¿Cómo es posible que la calle esté inmunda? ¿Que los perros vengan a comerse lo que puedan? ¿Que nadie haga nada? Pero, para quienes viajan en el camión de la basura, ¿qué representará dejar atrás una bolsa en una calle una noche? Probablemente nada. Un error. Una imperfección normal. Lo mismo que derribar los tambos en que la gente acumula sus desperdicios: el efecto de tratar de conseguir eficiencia; bajas colaterales.

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