miércoles, 21 de octubre de 2009

Nadie se conmocionó

La primera vez que visité el campus de la que pronto se convertiría en mi Alma Máter, lo primero que me llamó la atención fueron los jardines. Hermosas y grandes extensiones de césped verde, como si no sólo lo cortaran y regaran con la frecuencia adecuada, sino que además lo acariciaran y lo protegieran del Sol excesivo y del tránsito inmisericorde de los estudiantes.
Ya enrolada como alumna en la Universidad gozaba mucho pasar cerca de los jardines, y pasaba momentos muy agradables con mis amigos cuando comíamos en ellos.
Un día, como cualquier otro día, pasé al lado del más grande de ellos, rumbo a la cafetería. La novedad me congeló los pasos y la sangre. No sólo era algo extraño sino inaudito. Nunca antes visto en ninguna parte del mundo. Una cruz. Una tumba. Un muerto.
Pronto todos supimos que el enterrado era un alumno. Las autoridades institucionales alegaron que la causa de muerte había sido aburrimiento crónico. Fue como si niebla negra cayera sobre el recinto. Si bien se ofrecieron misas, minutos de silencio, pésames e incluso conferencias y talleres, nunca salió publicada la noticia del deceso más allá de los límites espaciales de la escuela. A los padres les hicieron firmar un acta de discreción.
Nadie se conmocionó y pronto nos acostumbramos a la novedad.
Poco a poco se fue llenando el jardín de cruces. Más alumnos muertos, todos de la misma causa.
Inmediatamente nos acostumbramos al nuevo panorama. Sin hacer preguntas, sin detenernos. Los jardines ya no eran jardines sino panteones, y en los pasillos ya no se podía distinguir a los vivos de los muertos.

4 comentarios:

El doc dijo...

¿Qué insinuas?

Anónimo dijo...

Este gilipollas del doc tiene enmierdado el cerebro o qué?. Cuidado tíos!! esta gente es la peligrosa. No os descuideis!!

alter-ego dijo...

Oh Mandarina! Promete que cuando muera comerás sobre mi lapida.

Zabioloco dijo...

unas tumbas?
yo en cambió jamás me adapté a sus jardines, a su gente, a su estilo, tenía una enorme carga a cuestas...

Me gustaría darme un paseo por allí... ahora que ya todo pasó.

saludos citrus