miércoles, 6 de mayo de 2009

En un parque

Ofelia nomás tenía tres minutos de estar sentada sola en el parque (tenía una obsesión con la hora), sin nada qué hacer, sin nada qué pensar, cuando sintió ese impulso carajo que le agarra a veces por hacer algo, lo que sea; por inundar el aire a metros a la redonda de sus carcajadas, por conocer a alguien, por probar comida nueva, por probar comida vieja, por hacer algo, lo que fuera. Ofelia no era de ese tipo de gente que le gusta mucho pensar.

Raúl recién llegaba al parque, con los audífonos puestos, escuchando Wicked Game, la canción que tanto reproducía en su iPod últimamente, pero no la versión original. La de Giant Drag. Le resultaba más agradable escuchar esas letras seductoras de voz de una mujer joven. Raúl no se aburría nunca y ésta no era la excepción. Siempre había mucho qué pensar.

Qué niños tan pesados, pensaba Ofelia ahí nomás sentada. Que se vayan a su casa a ver la tele o a jugar en Internet. Ella no podía hacer eso, porque por séptima vez (las contaba) en la semana (apenas era martes) se había peleado con su mamá pero esta vez (siempre decía lo mismo) era muy en serio y no podía volver. Pero, además, no tenía a dónde ir. Qué weva estar con Fernanda, siempre se está besando con el novio horrible ese que trae ahorita. Y Carolina siempre quiere fumar marihuana con sus amigos nacos jípis esos.

Qué bien se está al aire, pensó de repente Raúl, con el aire pegándole en la cara. Despejarse era lo que mejor le venía en este momento, con la inminencia de los exámenes finales por delante. Aquí en el parque podría leer, podría escuchar música o simplemente ver a los niños reír, lejos de toda barbarie, de toda suciedad, de toda enajenación.

Ese wey ahí sentado se ve interesantón, muy misterioso (sus compañeros de secundaria eran cualquier cosa menos misteriosos). Y mira, trai audífonos. Ese es buen pretexto para acercarme, preguntarle qué oye. O ya de plano pedirle que si me deja oír con él la música.

Estaba Raúl con una ramita de madera caída de un árbol haciendo dibujos en el suelo cuando vio los converse rojos y rotos delante suyo. "¿Me dejas escuchar música contigo? Estoy aburrida y no tengo nada qué hacer y se nota como que me gustaría las rolas que tú oyes. Yo no soy de esas que les gusta la banda. O sea a veces en fiestas y eso pues sí bailo, pos ni modo de quedarme aburrida, pero así de yo escuchar música porque me gusta pues se ve como que tengo en común eso contigo." Raúl se quedó francamente anonadado y únicamente acertó a abrir ligeramente los labios y aceptar la propuesta de Ofelia con un movimiento de cabeza forzado, como si estuviera en shock. Estaba en shock.

Ofelia y Raúl estaban uno al lado del otro, hombro con hombro, escuchando Pink Floyd. Raúl estaba a la izquierda y Ofelia a la derecha. Raúl tenía el audífono en la oreja izquierda y Ofelia en la derecha. Táctica de Ofelia, para estar más juntitos (Ofelia asumía que era recomendable estar cerca de los chicos, por si las moscas). Qué aburrido, pensó Ofelia cuando recién se terminaba el largo intro de la canción. Qué raro, pensaba Raúl. Ofelia sintió (imperiosa, como de costumbre) la necesidad de matar el aburrimiento. Oye, le dijo Ofelia a Raúl, ¿qué tal si juntamos nuestras orejas para ver si el sonido pasa por ahí y oímos como si tuviéramos los dos audífonos puestos? No creo que funcione, le respondió Raúl. Ay, ¿cómo sabes si de seguro nadie lo ha hecho en el mundo? Pues no lo han hecho porque no tiene ningún sentido. Claro que tiene sentido; además no perdemos nada si lo intentamos. Así, lentamente se acercaron el uno al otro, hasta dejar sus orejas pegadas.

3 comentarios:

sarahidalgop dijo...

Está más padre la versión de HIM de wicked game.

Anónimo dijo...

bravo¡
un cuento redondo-
Felcitas felicitatis.

Anónimo dijo...

No hacer nada, no pensar en nada, quizás esa "nada", que es la nada en la que todos vivimos y por el mero hecho de asumirla se convierte en fraternidad, en convivir, en compartir, como se presenta en tu personaje Ofelia cuando decide acercársele a Raúl.

Saludos pequeña, vas por buen camino :-)

Migue.