viernes, 4 de diciembre de 2015

Una despedida, quizás

Tengo tanto tiempo sin escribir que no sé qué decir o por dónde empezar, o con qué tono y qué palabras usar. Podría hablar del hecho de que hoy por fin terminé de leer el blog entero (me llevó más de dos meses atravesar más de siete años de redacción) y de todo lo que me encontré en él y de las reflexiones que desencadenó en mí. O también podría platicarles las cosas que han cambiado dentro de mí desde la última vez que escribí aquí.

No sé. No me decido. Pero tengo unas ganas irresistibles de escribir.

Me pregunto también hasta qué punto es esto una despedida. En los próximos meses estaré ocupada en la edición de las 147 páginas que filtré de textos de este blog y que quiero incluir en mi libro (mi criterio me dicta que algo tienen de encanto rescatable). Ya sé que había dicho que ese proceso iba a estar finalizado para el 31 de diciembre, pero fue muy ingenuo de mi parte: todos los escritos necesitan revisión y corrección (en suma: trabajo) y es en realidad esta parte la más enriquecedora para mí como escritora, y la clave para que el producto final sea valioso y memorable. Por lo tanto, la ilusión de tener mi primer libro listo para la venta para el 12 de marzo de 2016, día del tercer aniversario luctuoso de mi pa', se ha desmoronado. Pero no importa. Estará listo cuando así tenga que ser, y ese día será grande y haré una fiesta y quienes lean aquellas líneas estarán contentos de estas decisiones que estoy tomando hoy y que en aquel día futuro representarán el pasado.

Pero como decía, ese trabajo que mis textos requieren seguramente me mantendrá ocupada y distanciada de esta bitácora electrónica. Y no sólo eso: esta determinación por antologar algunos de mis textos en el formato de un libro, marca una pauta para mi trayectoria y la de este blog. La revisión de siete años de escritura me ha descubierto mis vicios, debilidades y fallos, además de mis intereses y fortalezas. Es decir, puedo reconocer mis antecedentes, pero ya los estoy superando. En otras palabras: ya crecí y ya cambié, y este blog también. Cambiará no sólo su forma (ya han sido muchos años de lo mismo) sino, especialmente, su fondo: mis textos.

Tengo que terminar. La hora me obliga. Necesito enfundarme en mi traje de baño para ir a mi clase de natación y llegar a tiempo.

Seguiré escribiendo, aunque yo ya sea otra (mejor) y mis textos también. Publicaré mi libro y se los informaré. Lo podrán leer. Y les aseguro que no encontrarán lo que han venido hallando aquí: será nuevo y los sorprenderé. Será que pronto me convertiré en madre, o que estoy madurando, pero ya no tengo prisas ni megalomanía con mi trayectoria artística: todos los días le aportaré un granito de arena, y al final de mi vida la habré edificado. Así me voy: en la certeza de que vendrá algo mejor y en la incertidumbre de todos los detalles.

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