miércoles, 23 de diciembre de 2015

Algunos apuntes sobre violencia y violación sexual

Hace un par de meses vi un documental llamado "India's Daughter" ("La hija de India"), que cuenta la historia y el contexto de la brutal violación sexual a la que un grupo de hombres sometió a Jyoti Singh, y la consecuente muerte de ésta. Es un documental muy valioso y muy bien realizado, del que se pueden obtener varias observaciones, interrogantes y reflexiones. Esta pieza cinematográfica está muy enfocada en India y los valores que predominan en la actualidad: la mujer como un objeto sagrado; el hombre como una bestia de la cual no se debería esperar auto control; la mujer como una criatura doméstica y el hombre como una pública...

Hubo un fragmento del documental, sin embargo, que me llamó la atención especialmente. A Jyoti no solamente la violaron: ejercieron sobre ella violencia física que excede por mucho el maltrato corporal que los violadores utilizan para lograr la dominación sobre la víctima. Tanto así que introdujeron en su ano un pedazo de metal con el que extrajeron parte de los intestinos de la jovencita india. Y esta imagen me lleva a otra.

Desde hace un tiempo soy fiel seguidora de El Faro, un periódico salvadoreño que ha ganado varios premios por su labor y cuyos reportajes son de investigación exhaustiva y de redacción pulcra y asombrosa. Pues bien, recientemente leía una crónica suya titulada "Yo violada", en la que se intenta hacer un retrato de este tipo específico de violencia en los países centroamericanos. El texto incluye un extracto de una entrevista con un psicólogo forense salvadoreño, quien declara que lo último que ha sabido en esta materia es que pandilleros

toman a una joven, la desnudan, alguno se pone entre las piernas para violarla, otros la levantan, le agarran las piernas y, cuando la están violando, uno más le clava un puñal en la espalda, para que ella se mueva. Es una conducta totalmente sádica, bestial… no tiene nombre.

Y esto me lleva a otro documento sobre el tema. Un documental más, llamado "Brave Miss World" ("Valiente Miss Mundo"), que acompaña a Linor Abargil, una israelí que semanas antes de ganar el título de Miss Mundo en 1998 fue violada, y que desde hace unos años se ha convertido en activista en pro de los derechos de las mujeres víctimas de esta agresión sexual. En él se menciona que la "capital" de violaciones en el mundo es Sudáfrica; que estudiantes de universidades estadounidenses prestigiosas llevan a cabo acciones intimidatorias públicas en contra de sus compañeras; que en Estados Unidos uno de cada seis hombres ha sido agredido sexualmente...

Hubo en "Brave Miss World" un hecho que saltó a mi atención inmediatamente: tanto la protagonista del film como otra mujer que también fue víctima de violación a manos del mismo hombre declararon algo que va en la misma línea. La Miss Mundo cuenta que al final de todo el episodio de penetración violenta, el agresor comenzó a "volver en sí": adquirió los gestos, actitudes y tonos de voz que lo caracterizaban antes de la violación y además dijo que no podía creer que lo había vuelto a hacer. La otra mujer confesó que en su caso, cuando la agresión hubo finalizado, el hombre se soltó a llorar y a pedir disculpas.

La noche en que vi ese documental me costó trabajo conciliar el sueño. Tenía la cabeza alerta, generando un montón de interrogantes y tratando de unir puntos, de hacer hipótesis, de comprender, de hacer empatía. ¿Qué elementos se requieren para la existencia de este fenómeno, en que un ser humano obliga a otro al acto sexual a través de la violencia? ¿Hasta qué punto es cultural y hasta qué punto es una anormalidad o irregularidad de la psique? ¿Cuál es la proporción de violaciones ejercidas contra la mujer en relación a aquellas acometidas contra hombres? Y de los hombres violados en el mundo, ¿qué porcentaje sufren esta agresión en su infancia en oposición a la edad adulta? ¿Cuál es este porcentaje para las féminas? ¿Cómo varía o de qué depende la respuesta de la víctima? ¿Hasta qué grado es una respuesta condicionada culturalmente? ¿Cuáles son los índices de vergüenza que siente una víctima de violación frente a las víctimas de otro tipo de violencia, sexual o no? Desde la perspectiva del victimario, ¿qué grado de eficiencia tiene la violación sexual frente a otro tipo de maltrato o abuso, para lograr la dominación? ¿Es el deseo o el impulso sexual, en sí mismo, el problema (que sea demasiado, que esté mal orientado, que sea pobremente correspondido)? ¿Por qué, como en el caso de los pandilleros centroamericanos o de los indios causantes de la muerte de Jyoti, recurren algunos violadores a violencia "gratuita", por llamarlo de un modo simplón? ¿Qué elemento está fracturado o ausente en la mente o el entorno de los violadores que son a la vez conocidos o incluso familiares de las víctimas?

Justamente hoy hablaba con una conocida de un libro que estoy leyendo, llamado "¿Qué es la locura?", autoría de Darian Leader. Es un ensayo escrito por un psiquiatra acerca de la locura, como sucinta y claramente dice el título. Junto con otras reflexiones del autor, una de las que más se han quedado conmigo a lo largo de estos meses, es la de que la locura es una respuesta inteligente e incluso brillante a un contexto o una situación que supera la capacidad de comprensión de la mente. Si pensamos que violar sexualmente a un ser humano es una locura, ¿cuál es la demente situación cuya respuesta es esta? Y por otro lado, si la violación sexual es una epidemia mundial, ¿qué muestras de locura están surgiendo como consecuencia de este fenómeno?

Para serles sincera, no sé cuál es el eje de este texto: no sé por qué escribo estas líneas, más allá de una necesidad imperiosa que me obliga a sentarme y redactar ideas sueltas alrededor de un tema que me parece alarmante. Quizás escribo para sacar en claro mis dudas, más que para dar respuestas o hechos u opiniones, porque estoy lejos de ser una conocedora del fenómeno. Quizás lo que me corresponda sea expresar mis emociones al respecto. Y mis emociones son miedo e indignación.

1 comentario:

Zabioloco dijo...

Justo cuando leía esto, en un grupo de amigos entre mensajes de navidad, recibía además fotos provocativas de mujeres vestidas o semivestidas, o bien desnudas con alguna pose sensual y algún mínimo motivo navideño. No hay justificación alguna, si hay algo "cultural " en ello, somo educados en megalomanía sexual. Nuestra visión de la mujer dista muchísimo de la visión de la mujer por el hombre o la mujer por ella misma incluso. Duele ver violencia al criticar una mujer a otra. Como la crítica de selectividad sexual en cuanto al estereotipo. Y personalmente y hago una especie de confesión aquí. A mí me duele moralmente que la mujer no tengo el mismo tipo de Aapetito o deseo sexual que el hombre. Y la que lo tiene es criticada hasta la muerte o agredida o abandonada por la sociedad si se libera sexualmente. Como un salir del closet pero de mostrar apetito sexual que en cualquier hombre parecería "normal". SALUDOS.