viernes, 15 de enero de 2010

Novedades desafiantemente ordinarias y aborrecibles

En la casa de Tepic hay un pez, regalo que le dio una alumna a mi madre.
El pez está en una pecera que califico de cómoda y espaciosa. Al pez se le alimenta con la comida que nos indicaron, todos los días. Al pez no lo molesta Janis (la gata) ni Lola (la perra, propiedad de mi hermana y eventual visita en la casa).
El pez, no obstante, ha dejado de comer y ha dejado de nadar tanto como antes.
El pez se está dejando morir, se está soltando de la vida. El pez -un pez, un animal- se está suicidando.
No entiendo cómo un animal puede suicidarse. ¿Qué condiciones tiene que haber para que un animal desee dejar de existir? ¿Son conscientes de su existencia? ¿Son conscientes de cómo llegar antes a la muerte? ¿Tienen sentimientos? ¿Pueden sufrir?
Más aún: no entiendo cómo un animal mío puede querer suicidarse.

¿Qué hemos hecho mal, dios mío?

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Neruda alguna vez escribió:
"Sucede que me canso de ser hombre"
Ahora yo escribo:
"Sucede que me canso de ser hombre
y también mujer"

3 comentarios:

Unknown dijo...

es el pinche frío, estoy segura.

Micro dijo...

vive en una pinche pecera!!

como vergas no va a querer hacerlo?

Zabioloco dijo...

pues descansa y relájate Citrus...