Llévame a una isla desierta
donde nuestras promesas de amor perduren en el eco
y el enojo en nuestra sangre se lo coman los mosquitos.
Llévame a una isla desierta
para que las estrellas sean testigos de nuestra horizontalidad
y el sol nos acompañe en las alegrías.
Llévame a una isla desierta
para no tener nada ni nadie más que nosotros mismos,
confrontarnos en la soledad, impacientarnos, y así,
seguir amándonos.
Llévame a una isla desierta
en la que nadie juzgue la forma en que nos queremos
y acampemos bajo nuestros brazos.
Y luego, cuando hayamos recorrido la isla y nuestros cuerpos y nuestro espíritu
y hayamos agotado el amor y colmado la imaginación
llévame de nuevo a la tierra,
porque ya habré olvidado el propósito de la soledad
de la ausencia de otros, de poesía y de música,
cuando te haya tomado por sentado y seas un elemento absurdo,
un tumor maligno de la isla.
Llévame de nuevo a la tierra,
cuando las buenas intenciones se hayan acabado
y nos marchitemos frente al seco reflejo del otro.
Llévame cuando las estrellas ya no nos susurren secretos
y la arena nos haya rozado el alma
y nuestros cuerpos sean insuficientes para resguardarnos de las calamidades.
Intentemos llegar a la otra orilla,
a compartir con los demás.
Intentemos no naufragar.
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3 comentarios:
hermoso, divino, maravilloso :)
Awww!!!(No sé si acompañarlo con una carita sonriente o una triste)
carajo contigo....
Intentemos no naufragar, qué hermoso es el vacío de pensar qu todo está tan lleno
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