lunes, 26 de abril de 2010

La voz cítrica sale al ciber-aire

Bueno, hoy por primera vez podrán escuchar en vivo, por Internet, el programa de radio que produzco y co-conduzco con Gabriel Barrón.
El programa es de lengua y literatura y se llama La Escafandra. El tema de hoy es la literatura jalisciense.
Lo podrán escuchar a las 13 horas, hora del centro del país, en la siguiente dirección:
www.itopica.iteso.mx
Le dan clic a donde dice "Escucha Itópica".

Aún no sé si podrán descargarlo después.

Gracias. Con permiso.

jueves, 22 de abril de 2010

No me gusta estar en mi periodo

Hoy, por ejemplo, hubo un simulacro de evacuación en mi universidad, y repentinamente me entraron unas ganas terribles de llorar. Afuera de mi salón, entre un montón de gente que no conozco y que no se tomaban en serio un ensayo de una tragedia en la que probablemente todos podríamos perder la vida, me pareció una razón muy buena para llorar. Pero soy una niña fuerte y me abstuve... Dios, no me gusta estar en mi periodo.

jueves, 15 de abril de 2010

Hablar

Cuando hablamos, la importancia de las cosas se ve aminorada. Por eso es tan importante (y aconsejable) contar nuestros problemas, tan peligroso divulgar nuestros sentimientos y tan riesgoso repetir demasiado la mágica y temida frase "te amo" (sí, el amor sí existe, pero no es aquello que nos han contado. Es más, no es nada que podamos entender).

Precisamente por esta razón, la vivencia de las cosas más bellas, las más pequeñas, las innegablemente conmovedoras, es indecible, inefable. Uno nunca encuentra palabras para lo sublime, para los fenómenos que nos acercan a lo divino, a la parte más noble e imperfecta de nosotros.

Por este motivo, también, es que el silencio entre dos amantes es síntoma de salud: la naturaleza de ese flujo de emociones y sentimientos que ocurre dentro de la esfera que forma una pareja va más allá de la comprensión y el raciocinio: es tan grande que se escapa de la posibilidad de simplificarlo en palabras.

Un grupo de amigos que charla animadamente en la terraza de un café en primavera no es otra cosa que la expresión humana más básica: hablamos ligeramente de las pequeñas cotidianidades para restarle peso a nuestros problemas y para crear lazos sutiles pero agradables con los demás. De aquí, de este acto perfectamente común, es de donde surge la comunidad.

Es con la familia y la pareja, en cambio, donde nos sentimos con la confianza de externar aquello que llevamos más escondido, más adherido a ese núcleo que se escapa a nuestra conciencia y que conforma lo esencial de nuestras personas. Es con nuestra familia y nuestro amado(a) con quienes compartimos lo que comúnmente callamos, y de ese modo extendemos nuestra persona, nuestra individualidad al otro: no sólo "construimos con palabras un puente indestructible", como dice Benedetti, sino que invitamos al otro a formar parte de nosotros, a ser nosotros, a ser yo. Es la comunión íntima entre dos seres.

Es por esto que la verdadera familia y el verdadero amor son como la energía: no se destruyen, sólo se transforman.

*Por hambre, distracción de pensamiento, e insuficiencia de recursos literarios, este mediocre ensayo termina aquí.*