domingo, 28 de junio de 2009

Un círculo se cierra. Otro se abre. ¿Cuál?

Los últimos días en Montreal han sido los mejores. De hecho, para especificar más, quizás fue ayer el día más feliz, más chingón desde hace un mes que llegué.

A la 1 de la tarde teníamos cita con el Cirque du Soleil en el Puerto Viejo, y con todo y lluvia nos lanzamos Angel y yo en las bicis. Llegamos empapados y agitados pero lo valió. Valió cada centavo de los 60 dólares que pagué; valió cada pedaleada; valió cada gota en mi cara y en mis nalgas; valió cada charco sobre el que caímos.
Los artistas del Soleil hacen no sólo que lo difícil se vea fácil sino que además convierten algo tan cotidiano como el cuerpo humano en un instrumento para alcanzar la belleza absoluta. Una combinación de música, luces, vestuario, maquillaje y, por supuesto, talento, hace que a través del cuerpo del artista el espectador pueda hacer el anonadante viaje hacia la hermosura total, la perfección. El humano convertido, a través de su arte, en sublime.
El Circo del Sol es un desplante de heroísmo estético. Un deleite para la vista, el oído y la imaginación. Las mentes detrás del escenario no sólo no encuentran una limitante en las leyes de la naturaleza, como la gravedad, sino que las aprovechan y utilizan para crear actos que se salen por completo de lo ordinario, de lo mediocre, como hombres caminando sobre plataformas verticales.

Y por la noche, casi como si la ciudad me dijera adiós, fuegos artificiales a cargo de Inglaterra. Estuvieron tan bonitos que casi lloro. Se me puso la piel chinita.

Es difícil decirle adiós a una ciudad en la que viví un mes entero, un mes excepcional: conocí obras de arte inspiradoras, visité los parques más bonitos que jamás he visto, pasé hambres, robé dinero de iglesias, disfruté cada paso que daba en estas calles de arquitectura tan bonita, anduve horas enteras sobre una bici, dormí en un colchón inflable y sin almohada, viví en un edificio pestilente, entablé amistad con gente entrañable.

Cuando uno comienza a amar las cosas, la gente, los lugares, es como si la sangre empezara a echar raíces: las venas y los nervios poco a poco comienzan a prenderse de lo amado. Y cuando todo termina y uno tiene que dejar o ser dejado pareciera que las venas ya no lo acompañan a uno y que la sangre, junto con la vida misma, se quedó con lo amado. Pero el tiempo pasa y descubrimos que aquello que amamos no se quedó con nuestra sangre sino que nos bombeó de la suya.

En Montreal se respira un aire de libertad que hace parecer a todos como unos individuos locos, sin vergüenzas o coherencias.

En Montreal hay graffitis bien hechos.

En Montreal la gente no se sabe estacionar. (No tengo fotos, ¡pero es verdad!)

En Montreal el verano es ocasión de festejo donde todos alaban al Sol que sólo ven unos cuantos meses al año.

En Montreal 6 de cada 10 personas tienen una enfermedad mental.

En Montreal se suicida mucha gente cada invierno.

En Montreal la gente no se casa, pero firma un contrato de unión libre.

En Montreal hay ciclovías por todos lados y la gente ama las bicis.

En Montreal hay gente que no habla inglés y otra tanta que cree que Quebec debería independizarse del resto de Canadá.

En Montreal hay chinos, japoneses, rusos, mexicanos, peruanos, argentinos, chilenos, gringos, pakistanís, hindús...

¡Adiós, Montreal!

sábado, 27 de junio de 2009

¿Quién será el más pendejo?

Los encargados de establecer justicia en el caso de la guardería sonorense se pasan la bolita los unos a los otros; Emilio González les regala dinero a la Iglesia, a Televisa y a MTV; el Cardenal Juan Sandoval dice que los gays son la encarnación del mal; y ahora nuestro (si usted lo desea puede agregar aquí el adjetivo "espurio") Presidente declara que una de las razones por las que los jóvenes mexicanos consumen drogas es porque no creen en Dios, y si no creen en Dios es porque no lo conocen.
¡¡¡¡Ay, cabróooooon!!!! ¡¡¡Ya ni la chingas!!!
Y de pilón, el procurador general de la Dictablanda nopalera, Medina Mora, dijo que si no apoyamos a nuestro dearest president en la lucha contra el narco, viajaremos atrás en el tiempo cuando éramos un "México inseguro, violento y de terror que nadie quiere". Ah, disculpe señor Medina, ¿no es ésa una descripción, aunque un tanto dramática, cercana de lo que es ahora México?

Calderón también dijo que los jóvenes no tienen nada trascendental a lo cual aferrarse y por eso se drogan: no tienen familia ni educación ni creencia en Dios. Según él estamos en crisis. Pues señor ciudadano presidente, ¡déjeme decirle algo! ¡Claro que estamos en una crisis y claro que esos que dio son datos que son ciertos: no tienen familias unidas, ni sustento económico, ni maestros buenos en las escuelas, ni opciones genuinas de ocio sano y recreativo, ni una colonia bonita con parques! ¿PERO SABE QUÉ? Usted es en parte culpable y no tiene por qué andar diciéndolo (no sé si cínica o ingenuamente) a los cuatro vientos sino haciendo algo al respecto. En vez de andar haciendo declaraciones debería de ponerse manos a la obra y destinar más presupuesto a esos rubros abandonados y dejar de pretender quitárselo a la UNAM y al CONACYT y aumentárselo a su pinche gabinete corruptazo; debería de dejar de dar respuestas tan simples como la de un puberto de 14 años que estudia en una escuela de los legionarios de Cristo y cree que el problema de todo es que la gente no cree en Dios (¡si muchas veces la religión es el problema!); debería de dejar de montar a nivel nacional una farsa como lo es la de la lucha contra el narco (record guiness a la obra de teatro más cara jamás montada).

Pero yo entiendo, usted es un pendejo y seguramente sus asesores también. ¿Qué le hacemos, verdad? Pues mire, déjeme darle, si me lo permite (y aunque no también), un último consejo: cierre su bocota. Si usted es un pendejo trate de disimularlo, no de exaltarlo. No evidencie con sus propias palabras a nivel nacional e internacional que los mexicanos tenemos a un pelele en la silla presidencial: sus hechos son suficientes, créame.

Y como este blog es solamente "comentativo": la nota completa aquí, pa' que se informen de a devis. También se mete con Michael Jackson, para que ahora sí se animen a leerla.

Esta gente se la mama...

¡Váyanse a la verga y chinguen a su madre!

viernes, 26 de junio de 2009

¡Ya soy famosa!

Bueno, no pues, nomás que publicaron una foto mía y de Angel en un sitio canadiense de Interné, del día cuando nos fuimos de antro como gente nice, ¿recuerdan? (Hoy vamos a volver a ir, nomás que toda la bola mexicana, quezque para festejar el último fin de semana juntos en Montreal. Prometo ir limpia y bienoliente.)
Y ya.

jueves, 25 de junio de 2009

Mi amante lesbiana

Le quería decir que la amaba pero me tragué la frase enterita. Me cayó como bomba en el estómago. Las tripas se me movieron y me dolieron. Pinche úlcera.

Le coqueteaba y la miraba mucho, la escuchaba mucho, esperando que se diera cuenta de mis sentimientos pero sobretodo de mis intenciones.

Todo quedó pacífica y armoniosamente resuelto cuando fue ella, por impulsiva y no tanto por valiente, la que me dijo a mí por primera vez "te amo". Nomás le sonreí pero la verdad es que sentí que me salían alas en los pies.

"Me duele mucho el estómago" le dije tirada en nuestra cama, en posición fetal, llorando. Pinche úlcera. "Déjame hacerle el amor a tu pancita" me contestó y yo me imaginé que me iba a restregar el sur de su tronco corporal en el centro del mío. Pero no. Me subió la blusa y me llenó de besitos, los más chiquitos, los más dulces. Nomás quería seguir llorando pero le sonreí, porque la amaba.

Impulsiva, como siempre, un día le hizo el amor a un hombre. Y después, me lo contó, sin penas ni complejos. "¿Y si mejor somos amigas?" A mí se me caía el mundo pero intenté sonreír. Esa noche cambié tres veces de cama: de la nuestra, a la mía en casa de mis padres, a la del hospital. Pinche úlcera.

Dedicado a una gran amiga, que seguido me arranca sonrisas pero, claro, no es mi amante. Ojalá que sepa quién es. Prefiero tragarme su nombre enterito.

Hoy todo peligra: el blog, mi dedo, mi satán interno y mis rachas de desequilibrio emocional

Anoche me di el machucadón más culero de los últimos 10 años y ahora sólo puedo escribir con un dedo de la mano izquierda, porque si uso más de uno temo lastimarme el de enmedio, que es justo el que me jodí (aparte resulta ligeramente molesto hacer la señal para decir chíngate, muy necesaria en circunstancias como la mía, que vivo en un lugar donde la gente no habla mi lengua natal y las señas son útiles para comunicarse).
Además hoy voy a ir a la Catedral a visitarla pero como la única forma de entrar sin que te cobren (!) es yendo a misa, pues me la voy a tener que chutar y por consecuencia se me va a salir el diablo y ya no voy a tener personalidad y no voy a tener cosas qué escribir y este blog se va a ir a la mierda.
Por ciero, me acordé de que ayer, nos encontramos a un grupo de gente Hare Krishna bailando y adorando a su dios y se acerca un wey krishnoso y me dice: "mira, únete a nosotros, ¡somos felices! Y no necesitamos drogas ni alcohol para conseguirlo. La felicidad es el estado natural del alma. Si compras este libro -esta gente lucra con todo- podrás librarte de todo estrés y ansiedad y ser feliz como nosotros". Entonces yo volteé a ver a los krishnosos bailarines y sí, efectivamente, se veían felices p-p-pero tenían la mirada vacía y una sonrisa como automática... Y pensé "¿qué coño hago yo sin mis rachas de estrés-ansiedad? ¿Qué sería de mí en un estado de perpetuo letargo y felicidad? Aaaaahhhhhh horrorrrrr" Y le dije al sujeto "no tengo dinero para comprarte el libro" y me contestó "bueno, hasta luego, espero que vayas a nuestras reuniones, ahí también podrás conseguirte el librito" y me dio unos folletos.

martes, 23 de junio de 2009

Abort the mission

Me regreso a México. Oh, sí, me regreso. Pero no, no con la cabeza gacha y el orgullo pisado, ¡no! Sino emocionada por las cosas que tengo que hacer allá y porque conocí una ciudad preciosa. Y claro, porque voy a dejar de extrañar a mi familia, a mi cama, a la comida y demás mexicanadas.

Ay, la vida. Tan loca, ella.

domingo, 21 de junio de 2009

Blink 182

El 14 de enero de 2004 fue mi primer día de clases en España, cuando nos mudamos. Yo me sentía incómoda con mi ropa, incómoda con mi pelo, incómoda con mi cara, incómoda con todo, como siempre en aquellos días. Pero, sobretodo, incómoda porque era nueva, no conocía nada ni a nadie y no sabía cómo reaccionar, cómo caerles bien, mínimo cómo sobrevivir. La directora de la escuela me dijo "tus compañeros están en clase de deportes, ve a la biblioteca y te recojo cuando sea la hora de la siguiente clase" así que mis primeros momentos me encerré en la biblioteca. Estaba tan nerviosa que durante cerca de 15 minutos sólo acerté a sentarme en una mesa, sin moverme, apenas respirando, viendo de soslayo a los pocos que ahí había dentro, con la mochila todavía en mi espalda, estorbándome y robándome la mitad del espacio de la silla. Después reaccioné, me levanté y agarré una revista, en la cual estaba contenido un artículo que me enseñó a los 15 años qué era un cunnilingus. Mientras leía escuchaba mi mp3. Adam's song. Blink 182, el eterno grupo en mis oídos, en mi cerebro.

A mí comenzó a gustarme esta banda de happy punk en la secundaria, por dos gigantescas razones: por una parte, mis amigos eran los hombres "skatos" (sólo había de cuatro sopas: las niñas fresas, las niñas "normales", los niños fresas y los niños que patinaban) y eso es lo que escuchaban; por otra, porque en realidad siempre he sido más o menos una persona sola, con la inabandonable (no, no existe, me acabo de inventar la palabra) sensación de ser diferente, y mi más grande amigo (verdadero amigo) era mi hermano, y él también escuchaba Blink. Así que bueno, en resumidas cuentas, yo escuchaba Blink. Y no sólo eso sino que pasaba horas y más horas imaginándome cómo sería un beso de Travis, con su labio inferior grueso y su piercing justo en medio; sus ojos azules; su pasión por la batería... De hecho, en gran medida, la imagen que yo formé de hombre ideal tiene mucho que ver con este sujeto (aunque haya andado con Paris Hilton, cosa de la cual me acabo de enterar googleando): simpático, guapo, y apasionado por algo, pero eso es otra historia...

Después llegué España y más soledad y más diferencia y más Blink que me consolara, que me arrancara a otros lugares, con otra gente, con otras historias.

Pero el tiempo fue pasando y yo madurando y conociendo nuevas cosas, así que durante los últimos años de prepa y los primeros de universidad dejé de escuchar a la agrupación californiana.

Pero siempre que salía una canción suya en la radio, en el estéreo de mis amigos, en la computadora de mi hermano, sentía una alegría chiquita, discreta, pero clara, evidente. Y al principio me daba pena decirlo, porque todos me decían "era un grupo bien comercial", "eso es de cuando estábamos morros", "no mames, ese grupo es bien equis".

Pero ahora ya no me da vergüenza. Ni poquita. Las canciones de ese grupo me ponen bien feliz y hasta la fecha me siguen dando una sensación agradable y de resguardo cuando las escucho. De hecho, ahora me gustan más no sólo por su música como tal sino porque traen consigo un montón de recuerdos. Felices, en su mayoría.

viernes, 19 de junio de 2009

Gente bien nice

Eso es lo que mi siamés y yosomos. Gente bien nice que se va un viernes por la noche de antro a Montreal.

Fui idea de Angel y yo puse el grito en el cielo y dije "¡¿qué me voy a poner?!" Sólo me quité el pantalón de señora que traía y me puse falda. Es la misma blusa desde hace dos días y huele como blusa desde hace dos días en verano.

Me puse una minifalda y no estoy depilada. Mi argumento es "bah, quialcabo que no voy a volver a ver a esta gente nunca". Los que me han visto las piernas no depiladas saben que... soy muy intrépida y desvergonzada.
Para contrarrestar la atención de mis piernas me pinté la boca de rojo. Ay, como femme fatal.

Ya nos vamos, pues.

jueves, 18 de junio de 2009

Chingas a tu madre

Es como si la pantalla de mi computadora me hubiera dicho eso. Como si el pinche programilla ese puerco al que accedí a seguirle la corriente me dijera "vales verga".

Yo siempre he sabido que se me da muy bien eso del análisis, la introspección, la observación y demás mamadas que hacen que los demás crean que eres inteligente. Pero también, siempre he sospechado que no soy tan inteligente. Que, más bien, soy bastante lenta y torpe mental. Pero, oh Cristo redimido, nunca había sido lo suficentemente valiente para comprobarlo. Hasta hoy.

Googleé IQ Test y me llevó a una página que me ofrecía el dichoso examen gratuito y que me avisaba que de 100 para arriba era pasable y lo máximo era 147. Y yo tuve 92. Así es, ahora está comprobado y todo el mundo lo puede saber: estoy bien pendeja.

Pero bueno, así es la vida y si he venido apañándomelas estos años con ese nivel de inteligencia y además haciéndole creer a alguna gente (no todos son fáciles de engañar) que sí soy ágil mental, pues bah, qué más da.

(ACTUALIZACIÓN: Mi papá me acaba de insinuar por MSN que quizá no he conseguido trabajo porque no estoy bonita y/o no tengo buena presentación. Dios mío, si mi vida no apestara, apestaría mucho.)

Mejor les dejo fotos del amanecer en el Puerto Viejo, en Montreal.

miércoles, 17 de junio de 2009

Una visita a los muertos

Hoy fuimos Angel y yo al Cementerio y estuvo bien curado. Descubrí que:

-acá la banda inmigrante no se integra del todo sino que se congrega con los paisanos. Así queda demostrado también en el panteón, que está separado en su parte judía (centenares de tumbas); china (muy sobria); italiana (ostentosa); europeos del este (equis) y bomberos y militares canadienses (pues bien acá, evidentemente).

-el apellido judío más repetido en el cementerio era Cohen y el nombre de Sarah estaba escrito por doquier.

-en la cultura judía se le lleva piedras a los muertos en vez de flores. Weired.

En ese cementerio encontré gente que murió a los 102 años, a los 15, a los 10 días; gente que cumplía años el mismo día que yo; gente que se llamaba como yo firmaba hasta hace algunos años (Sara Elías); gente nacida en Casablanca; viudas que no vivieron más de un mes sin sus esposos; inscripciones que sugieren un dolor que las palabras no pueden abarcar ni sanar.

Algunas fotillos.

Un Perez perdido

Enterramos una manzana. En paz descanse.

Un cineasta desconocido.

Militares muertos.

La lápida de Happy (¿sería una mascota?).

lunes, 15 de junio de 2009

Hay que darle al prójimo la oportunidad de ayudarle a uno

Bueno, si lo sabe dios que lo sepa el mundo: sigo desempleada. Mañana cumplo tres semanas de haber llegado a Montreal y nadie se digna a contratarme. Y todo sería perfecto (la ciudad es hermosa, la compañía eterna de mi siamés Angel es del todo agradable, hay comida en la alacena, andar en bici por todos lados, además de ponerme unas piernas bien buenas es muy divertido...) PERO mis papás no tienen pa' mantenerme. ¡Oh, crisis! ¡Oh, capitalismo! ¡Oh, dependencia económica!

Así que lo estuve piense y piense... e ideé un plan... ¡viviré de los montrealeños!

Mañana a las 8:30 am estaré en la estación de Metro Mont-Royal (pa' quien guste darse una vuelta a dejarme un dolarcito) durante una hora, aunque sea para sacar dinero suficiente para agarrar el metro para ir a la oficina de una conocida a que me preste su teléfono.

Mañana les platico cómo me fue... Ay, qué paique se siente no tener nada qué perder... Que al cabo que si me deportan, pos tengo mucho qué hacer en Tepic.

Más o menos así me veré (el letrero es falso, por supuesto... no me puedo ver tan miserable diciendo "deme pa' un taco" ni tan acá pa' decir "con su dinero me quiero ir a Nueva York"):

sábado, 13 de junio de 2009

La vergüenza en el extranjero

Es bien sabido que conforme vamos creciendo las cosas se vuelven más complejas: comprendemos más cosas y tenemos en juego otras tantas.

Pues bien, cuando yo vivía en España y era una puberta, decir que venía de México me daba bastante orgullo, por varias razones. Una de ellas, el hecho de que en España "quieren mucho" a los mexicanos; otra, que me hacía diferente, y sobresalir siempre se siente más o menos bien (cómo no, es un alivio momentáneo a la pregunta: ¿qué me hace diferente de 6 mil millones de personas?); y otra, que yo veía a mi país como un mosaico de colores, lenguas, paisajes, climas, etc.

Ahora, en Canadá, las cosas ya no son tan sencillas. Frecuentemente me planteo ¿qué pasaría si un canadiense (inteligente) se entera que soy mexicana y me pregunta: '¿qué estás haciendo por construir un país mejor?'? ¡¿Qué respondería yo?! ¿Cómo puedo decir con esta especie de orgullo ingenuo que soy mexicana, que qué padre?

Y es que, ¿hay, dentro de todos nosotros, una parte de las muertas de Juárez, del narco y su "guerra" absurda, de la pobreza de más de la mitad de la población, de impunidad, de Atenco, de Chiapas, de asesinatos, de corrupción? Porque digo, un entero se conforma de sus partes.

Frecuentemente nos desligamos diciendo: yo nunca he matado a ninguna mujer, ni en Juárez ni en mi rancho; yo no vendo droga ni soy militar ni soy Calderón; yo no soy un rico explotador; yo no le robo sus recursos naturales a los sureños...

¿Pero a cuántos de nosotros realmente nos importa hacer algo al respecto? He escuchado por ahí, más de una vez, que si no eres parte de la solución lo eres del problema. Entonces, si no somos sujetos de intervención, somos sujetos de complicidad. Somos parte del problema.

Cuando se empezó a poner muy sanguinoliento todo el asunto de la guerra al narco, yo comencé una seudocampaña en contra del consumo de drogas en mi círculo cercano, y algunos me dijeron que seguirían consumiéndolas por bla bla bla (no me acuerdo qué motivos dieron) y yo dije "órale, pues".

Y así, en todas las cuestiones nacionales, perpetuamos (o no) los problemas.

Entonces, ¿con qué orgullo dijo en extranjia que soy mexicana? ¿que dentro, atrás, alrededor de mí tengo tantos problemas, tanta sinvergüenza, tanta decadencia?

jueves, 11 de junio de 2009

Poemita

A veces me dan ganas de ver llover en otro lado que no es éste
ganas también de ver atardecer
de que el Sol me tateme
de que la gente me sonría
de que las piedras se interpongan
y los mares me abracen.

La mayoría de esas veces me imagino sola
pero descubro que en el fondo
me encantaría que estuvieras conmigo.

martes, 9 de junio de 2009

Yo no entiendo a los que se hacen del rogar

¿Por qué chingados lo hacen? ¿Creen que la otra persona no es suficiente y están constantemente poniéndola a prueba? ¿Tienen tan poca autoestima que necesitan de la humillación ajena para sentirse más? ¿Tienen un ego goloso?
Confieso que yo he rogado, pero ya no lo haré. Lo decreté el 11 de mayo de este año, a propósito de no sé qué.
De hecho, ya tengo el discurso preparado por si se vuelve a presentar la ocasión:

Te hiciste tanto del rogar
que las cosas se hicieron difíciles
y dejaste de valer la pena.
Olvidaste que yo no soy una cazadora.

Jujujú, está súper dramático, diva-de-gran-ego.

Cambio drástico de tema. Video loco/curado:

http://www.alinkaecheverria.com/lob/LOB.html

Mi mundo

Este no es un post autocomplaciente y narcisista que hable sobre mi forma de entender el mundo o sobre las características chocofantásticas e irrepetibles de mi vida. No.

Lo que quiero decir es que el mundo se ha vuelto un lugar que escapa completamente de mi entendimiento. Está lleno de contrastes hirientes, de opiniones contradictorias...

Pienso en los papás de los niños que se murieron quemados y digo no mames, wey! Si yo tuviera que cargar con un dolor tan grande como ése (mi única manera de imaginármelo es pensando en que algo le pasara a mi sobrinita) quizá también yo optaría por refugiarme en un dios inventado y esforzarme todos los días en hacerlo más y más verosímil, más amable.

Pienso, por otro lado, que el mundo no se detiene y el dolor de otros no tiene que invadir mi existencia y que mi vida sigue. Entonces busco. Busco información sobre convocatorias, sobre un documental en ciernes, sobre literatura. Busco y busco, pero sigo pensando que el arte (y aún más el amateur, el mediocre, como es el mío) quizá no es nada más que un capricho de una niña con ciertas necesidades básicas resueltas.

Pienso en lo incivilizado que es el hombre y en la grandísima cantidad de gente que me doy cuenta que es mucho más inteligente que yo. Pienso en mi blog chafa y en todos los blogs chidísimos con los que me topo diario. Me consuelo pensando que quizá no sea tan chafa. Ojalá.

Y este post nomás existe pa' desahogarme y comunicarle a todos lo infinitamente incomprensible que me parece este mundo. Y quizá yo misma.

sábado, 6 de junio de 2009

Hoy cumple un año esta porquería de página

Muajajajajjaja

Pues haciendo un resumen de todo lo que ha pasado aquí debo decir que no ha valido la pena. Gracias al blog he recibido amenazas de muerte, me han secuestrado dos veces, he sido insultada y aparte ha sido tanta la presión por parte de mis lectores que he tenido que plagiar posts de otros blogs.

No, todo lo anterior es mentira. Nomás que no tenía nada qué decir y mi risa malévola se me hacía muy poquito pa' semejante acontecimiento.

jueves, 4 de junio de 2009

Unos tenis de colores

La primera vez que vio unos tenis de colores fue en su infancia, tendría unos 7 u 8 años. Había ido a la capital con su papá y sus hermanos para tomarse fotografías tamaño infantil en un estudio que olía a humedad. Si por él fuera no iría nunca a la ciudad, pero era requisito de la primaria y en el rancho nadie tomaba fotos como las pedían. En realidad nadie tomaba fotos de ningún tipo.
Habían tomado el primer camión, el que salía a las seis de la mañana y llegaron a la ciudad a las 11, pasaditas. Tomaron la avenida principal y a quien se les cruzara en el camino su papá les preguntaba por algún estudio fotográfico. Adormilado todavía, Saúl mantenía la mirada en el piso y así fue como tuvo lugar el momento mágico en que vio ese par de tenis de un verde brillante. Brillaban como ningún pasto, ningún grillo, ningún árbol que hubiera visto antes, ni aunque estuvieran bajo el Sol de las doce. Subió la mirada para ver con envidia y admiración al dueño, y descubrió que ese hermoso par iba acompañado del cuerpo completo de una bonita muchacha, de voz dulce. Fue ella la que le pudo dar razón a su papá de un estudio ubicado en el centro. “Gracias” dijo el papá y antes de seguir su camino, la chica volteó hacia abajo y le dedicó la más sincera y radiante sonrisa.
Un poco aturdido todavía y volteando repetidamente hacia atrás para ver ese inigualable par de tenis que poco a poco se iban haciendo cada vez más pequeños, siguió a la bola que conformaban sus hermanos y su padre.
Después de fotografiarse fueron a comer pozole y antojitos a un local en la plaza central. Estaban todos sonrientes y su papá contaba chistes e historias de su infancia. Saúl estaba seguro de que hoy era su día de suerte: su papá estaba de buenas y podría convencerlo de comprarle los tenis, que vendían en una tienda grandota muy cerca de la plaza.
“Es hora de irnos” y todos comenzaron a empinar los vasos y limpiarse la boca. Saúl estaba nervioso, estaba emocionado. Volvieron a la avenida principal para recorrer el camino ya andado y Saúl sabía que no podía perder el tiempo. “Papá –dijo, unos cuantos metros antes de llegar a la puerta de la tienda- hay unos tenis bien bonitos que venden en esta tienda. Estos ya están viejos y a veces me lastiman. ¿Me los compras?” “Muéstramelos”, obtuvo como respuesta. Los señaló en la vitrina e inmediatamente volteó a ver a su papá, que le contestó con una mueca de asco y un movimiento horizontal de cabeza. “Los tenis de colores son para vagos y para maricones, y tú no eres ninguno de los dos, ¿verdad?” A Saúl se le formó un nudo en la garganta tan grande que creyó que se le iba a salir y cobrar vida propia. Llegaron al rancho en la noche y su mamá los estaba esperando con frijoles y tortillas.
Pasaron los años y a Saúl le iba tan bien en la escuela que lo becaron y le ofrecieron vivir en la capital. “Bueno”, dijo, y se fue. Conoció a Judith, comenzó a trabajar, se casó con Judith, siguió trabajando y tuvo hijos que eventualmente se fueron de casa para casarse y tener hijos.
Algunos años después de que Judith había muerto de cáncer de mama, Saúl iba caminando tranquilamente por el centro, viendo a la gente y viendo las vitrinas. De pronto, lo que parecía una alucinación. Unos tenis verdes brillantes. No le importó que no fueran los mismos de hace tantos años; sólo tuvo ojos para su hermoso color. Sus pies, como si estuvieran tan emocionados como él mismo había estado de niño, se dirigieron automáticamente hacia la tienda. “Los tenis verdes de la vitrina en 7 y medio, por favor”. “En seguida”. Apenas comprobó que le entraban cuando dijo “me los llevo”. “Muy bien, señor. ¿Necesita envolverlos para regalo?” “No: me los llevo puestos”. Y la sonrisa de Saúl sólo podría haber sido comparada con la de aquella chica de hace tantos años.

miércoles, 3 de junio de 2009

El día de hoy

Angel-mi-amigo-devenido-en-siamés-gracias-al-desempleo-y-la-soledad-en-Canadá ha creado su blog. Pásele, marchantito, a dejarle un comentario.